19 de noviembre de 2015

Volvió

Volvió el amor a mi vida, y lo hizo por la puerta grande, haciendo que olvidase aquellos ojos que no me dejaban ver la luz del sol, haciendo que la niebla se disipara entre las nubes y poder así ver las estrellas. Volvió el amor, y la soledad desapareció, y el ruido se transformó en melodías de ayer y de hoy, y esa cantante ya no me hace soñar como antes, ahora hay nuevas canciones en mi vida, ahora está su risa y su mirada que me grita que la quiera. Porque si yo os contase cómo es ella, como son sus detalles, sus rincones, sus recovecos... Si yo os contase cómo es ella la amaríais tanto como lo hago yo, desearíais estar a su lado y quererla, protegerla, cuidarla. Ahora todo es de colores, el gris terminó yéndose por donde un día vino, y ahora vivo atrapada en el azul, en el color verdoso de sus ojos cuando el sol la ilumina, envidioso de vernos querernos tanto. Ahora ella es mi ilusión, mi alegría, mis ganas de vivir. Ahora somos tres, y nuestros planes siempre le incluyen a él, a la sangre de su sangre, a la vida de su vida, a Ethan, él siempre fue una estrella que no podía brillar. Se sentía demasiado triste como para dejar a todos cegados con su luz, pero un día cambió todo, y brilló como nunca lo había hecho, y ahora es la mejor compañía, el mejor color, lo más bonito que me ha regalado la vida, a él y a ella, mis dos pilares, mis momentos felices, el amor de mi vida...

16 de junio de 2015

Me siento bien, por fin, aunque a menudo recuerdo lo que fui y siento nostalgia, siento como un pinchazo para volver a las andadas, aunque sé que ya no puede ser, que la vida está para vivirla, que tengo que recuperar las ilusiones y dejarme de tonterías, pero tengo miedo a que algo salga mal y vuelva a caer en eso, en hacerme daño, en sacar de mi cuerpo cada comida, cada bebida. Ella me ha devuelto las creencias que necesitaba, y me ha recordad que puedo, que soy capaz, que hay que echarle valor, que aun nos quedan muchas cosas por hacer. Cuando estamos juntas me olvido de todo, me hace sentirme de nuevo una persona normal. Vamos a hacer la compra, o a mirar películas en el videoclub de la calle mayor.

12 de mayo de 2015

Noche en vela

No consigo dormir. Dicen que cuando tienes que, cuando tienes el corazón roto, solamente el llanto puede curar las heridas. El problema es que no puedo pensar en ella sin sentirme mal, sin llorar, sin sentir una rabia tremenda al sentirme tan engañada. Cuando comprendes que fuiste una más entre la multitud, que pasaste desapercibida por su vida y ni siquiera fuiste capaz de dejar huella. Aunque lo haya dado todo, aunque le entregara mi corazón en bandeja... pero cuando no te quieren has de aceptarlo. Acepto pues que nunca me has querido, que todo fue una mentira con no sé exactamente que fin, pero mentira al fin y al cabo. Me siento traicionada, me siento una auténtica gilipollas que simplemente pasó una vez por tu casa y se quedó unos días, una temporada en la que creí ser feliz, en la que viví engañada mientras fingias quererme. No pasa nada, olvidaré los momentos que compartimos, y me quedaré vegetando en un sofá hasta que todo termine. Ya no me quedan razones por las que seguir luchando, estoy cansada, y triste, y decepcionada. Supongo que soy dura, tal vez sea la falta de sueño, o el sentirme como una mierda sabiendo que tú, mientras tanto, ya te has olvidado de lo vivido, has pasado página dos o tres veces, y yo aquí, escribiendo cartas que nunca enviaré porque ni siquiera quiero que te sientas mal, o triste. Pero tenía que soltarlo, que plasmarlo, que quitármelo de dentro y llorarte. Y lo peor, es que te he echado de menos cada día, y ahora solo queda un abismo que alcanzar, que estoy alcanzando poco a poco.

26 de abril de 2015

El reloj se detiene

A veces nos enamoramos de personas equivocadas. Cometemos el error de entregarnos por completo a alguien que solamente está dispuesta a dar una parte de sí misma. No creo en el amor a medias, me gusta que correspondan de algún modo lo que siento. Me enamoré de alguien que no se enamoró de mí, y le di mi mejor versión, y volví de nuevo a creer que podía querer, que me podían querer. Después las decepciones van llegando, y comprendes que las personas no siempre buscan lo mismo que tú, no siempre miramos en la misma dirección. Por si algún día te da por volver, si te da por recordar esos momentos en que fuiste feliz conmigo, te digo que me has perdido, que posiblemente no descarte el besarte de nuevo, pero la magia se ha esfumado, ya no me veo en tus ojos, ya no te veo como te miraba hace unos meses. Ya no entrego todo por buscarte, de hecho ni siquiera te busco ya, porque a llegado el momento de pasar de página, de borrar tus huellas, de caer en este abismo de pensarte noche y día. Ya no te pienso, ya no te siento como te sentía, ya no estoy enamorada de ti. Supongo que suena duro, que incluso puede llegar a herir. Pero no puedo estancarme en alguien que no se da, alguien que no se arriesga, que no apuesta por mí. Fue la historia más bonita que he vivido, aunque posiblemente me estén esperando otras mejores, otros labios impacientes que me busquen una noche cualquiera, otros brazos en los que refugiarme del frío, otros ojos en los que pueda verme y sentir que me ve. Ya no me miras como antes, detecto compasión en tus gestos, como queriendo agradecer lo que te di. Volvería a hacerlo, volvería a vivir cada minuto que pasé contigo, sin embargo el reloj se ha quedado quieto, y ahora ya no cuenta las horas que faltan para verte de nuevo, ya no espera, ya no se acelera al pensarte, ya no queda tiempo. Me perdiste en el momento en que no apostaste, en ese instante en que decidiste apartar las caricias que te regalaba. Y ahora tengo que seguir luchando con este maltrecho corazón que aún te conserva. Tengo que sacarte, tengo que seguir. Porque tú ya lo haces, tú, sin darte cuenta, o dándote demasiada, ya no me encuentras entre tus cosas, ni siquiera me piensas ya como esa persona que te hacía reír alguna que otra tarde. Y tal vez, sólo tal vez, algún día, cuando pruebes otras bocas y otros brazos te recuesten te acuerdes de mí, y entonces, será tarde y ya no escribiré por ti, no lloraré por ti, no reiré por ti. Puede que siempre seamos algo más, puede también que la nostalgia me invada cuando nos encontremos de nuevo, pero no cederé otra vez, no entregaré ese todo que una vez te di, he crecido, me he caido, y ahora me levanto con fuerzas para sacarte de ahí, para no querer a quien no me quiso. Serás esa espina que creció entre las rosas que te compré un catorce de febrero, serás ese recuerdo agridulce que me haga derramar una lágrima, serás lo que no pudo ser, serás tú, y ya no habrá un nosotras.

22 de abril de 2015

¿Dónde se fue todo lo que teníamos por hacer? ¿Dónde dejaste aquellos besos que no te di? ¿Dónde quedo yo ahora? ¿Dónde quedas tú? Y ese nosotras que nunca fue del todo... Me ahogo en este lugar, no quiero descubrir nuevas ciudades y saber que no estarás, no quiero conocer gente y que no seas tú. No quiero fingir que todo marcha bien cuando estoy podrida por dentro de tantas lágrimas, de tantas mentiras, de tanto ruido. Qué pasa si quiero marcharme y dejar que todo pase, que la gente vuelva a recuperar la ilusión, que yo descanse, que los gastos mengüen, que las peleas dejen de ser. Qué pasa si estoy muerta ya. Por favor, no me odiéis, vosotros habéis alegrado cada día que he estado aquí. Sois lo más bonito de mi vida, sois lo que me ha hecho no rendirme antes. Pero ahora no soporto el dolor, no puedo controlarme, controlarlo, callarlo.

20 de abril de 2015

Noche de estrellas

Los perros juegan. Suben al sofá y bajan corriendo, uno detrás de otro. Leo me mira y sonrío. Una sonrisa sincera, la primera del día. Gritos y golpes me dan la bienvenida a este hogar que no es mío, no sé si pertenece a alguien ya. Y me acuerdo de ti, tío, de tus charlas, las nuestras, de las risas infantiles cuando me hacías fotos sin parar. Y pienso en las ganas que tengo de volver a verte, a ti, al abuelo, a la abuela. A veces me pregunto qué habría pasado si en esa UCI mi vago corazón se hubiera detenido. Tal vez ya no doliese el aire, la brisa, las palabras, las dudas, los besos robados, los alambres de espino que me cubren, los cortes, los ruidos, la autodestrucción. Me pregunto si todo terminaría en ese instante para mí. Supongo que soy una egoísta al pensar que mi vida no vale nada, que todo sería mejor si no estuviera, si mi tiempo terminase ya. Veo a mis padres, les veo tristes y sufriendo, les veo reprimir las lágrimas, finjir tantas sonrisas como yo. Y luego me miro y siento que no escuchan nada, que no entienden una palabra de lo que les digo, que les duelo, que me duelen. Y corroboro que siento que estorbo, que no hago falta, que soy totalmente reemplazable por cualquier autómata que pase por la calle. Las cosas cambiarán, todo irá bien, tú vales mucho. Típicas frases que todos hemos dicho alguna vez para animar a un amigo y que no nos creemos ni de broma. En el fondo no hacemos ni puto caso de los consejos, a veces ni nos detenemos a escucharlos, oimos mientras creen que los estamos entendiendo. Pero después suena el despertador, te levantas y el sol te ciega, al rascarte los ojos tratas de quitar la neblina que ahora ves. Vas a la cocina y preparas la cafetera, cafeína para olvidar, para activarnos, para salir y afrontar el día. Y otra vez la misma gente, las mismas voces hablando sin decir nada, los mismos coches, la misma vida, tan deprimente como el día anterior. Y te pones la máscara que pinta una sonrisa, y finjes que nada te puede dañar, que estás feliz como nunca antes, que todo saldrá bien porque vales mucho. Lo que muchos no saben, es que detrás de esa sonrisa, yo ya estoy muerta.

6 de abril de 2015

Mañanas de nostalgia

¿Sabes? no me gusta nada oirte llorar, porque estaba lejos y no podía recoger tus lágrimas, porque no podía abrazar más que tu ausencia, y no a ti, sino al vacío de una habitación a media luz. Resulta que te escuché llorando y me rompí, algo dentro de mi se quebraba, como si te pincharan el corazón, y volví a escuchar el eco de tu llanto, no cesaba y yo iba sintiendo un dolor más fuerte. Anoche, aunque tú no lo sepas, anoche me pompiste el corazón, y trataba de respirar contigo y sin ti, y te perdía entre mis ecos. Ayer, cuando te oí llorar, comprendí que había terminado, que no volvería a verte al despertar, que no te prepararía cafés por las mañanas , esta noche supe que el amor se esfumó, que solo quedan los posos de la atracción, de esa pasión que aún siento. Me di cuenta de que el compromiso no va contigo, y que yo no puedo ni quiero perderte, y creo que lo he entendido, y ¿sabes?, te comprendo, y acepto que exista algo que te despierta al verme, que tal vez sea especial lo que sientes cuando te rozo los labios, y me pregunto si podremos ser amigas sin besarnos, si algún día dejaré de sentir un escalofrío cuando me abrazas, si se perderá la magia que creamos con miradas, y ahora creo que lucharé por no perderlo, porque por muchas personas que pasen por tu vida, nunca nadie te mirará con el amor que te miro yo, nadié logrará tocarte jamás como lo hacían mis dedos en tu espalda, y nadie volverá a cantarte la melodía que tarareaba yo. Es el final de una etapa, y el inicio de otra, se terminó el capítulo, pero queda mucho libro que leer, serás mi chica siempre, la primera en tanto, la que me dio los mejores momentos, serás la única que consiguió hacerme volar, y, aunque tú no lo sepas, un día tú también fuiste feliz a mi lado, y sonreíste como hacia tiempo no sonreías, y cada mañana despertabas de buen humor y a carcajadas, y nadie te besó en la nuca tantas veces como yo. Y sonreí, ¿sabes?, nunca serás mi novia, pero siempre serás mi mejor amante-amiga, amiga-amante.

3 de abril de 2015

Retales de madrugada

A menudo me gusta observar el día a día de la gente. Entender cómo ven las cosas, escucharles reír y compartir sus sueños, sus metas, sus anhelos. Parece mentira lo que puedes aprender de cada uno de ellos. Mirando las cosas de otra forma todo es más sencillo. Hace algún tiempo veía a las personas como un enemigo, de esos que acechan en cada esquina dispuestos a juzgarte sin conocerte. Lo cierto es que me daba miedo salir y enfrentarme a la vida como lo hace el resto. Me preguntaba por qué ellos sí eran felices o al menos lo intentaban. Desde la ventana se ven las cosas de forma distinta. Todo está lejos de tu alcance y te sientes protegido. Siempre quise ser alguien que dejase huella. ¿Sabes? a veces pienso cómo sería todo si fuese una persona diferente. Si no fuese yo, si no tuviese miedo. Ahora tengo que comenzar de cero lejos de este pozo de amargura. Me produce cierta tristeza no ser capaz de entenderlo, de aceptarlo, de conformarme. Tengo que cerrar una etapa que a menudo echo de menos, dejar que ésta coraza destructiva y quererme. Y ¿para qué perder ésto si me siento a salvo?, supongo que se lo debo a aquéllos que confiaron en mí. Supongo que te lo debo a ti, por no dejarte llevar por esta espiral de miedo. ¿Sabes? echo de menos hablar contigo, cara a cara en un sofá de piel oscura. A veces pienso en ti y el dolor cesa. Quizás me apetezca recuperar tus abrazos, porque el mundo duele menos al mirarte y sonreir. Todo parece más sencillo si me besas y me dices que irá bien, que me salvaré del abismo. No me veo tan fuerte como para continuar. Las piernas se quedan quietas ante mi tumba de cristal. Y en el fondo me gusta sentirme débil, a veces me da por pensar en la muerte, en cómo afecta a los que se quedan, en si mejoraría su vida, en sus despertares, en sus sueños truncados. Y entonces abro los ojos y te veo, veo tus manos tendidas esperando una respuesta, y ya no puedo sentirme sola, ya no pienso en marcharme y en terminar con éste frío. Porque tú eres el motivo de mi alegría. Eres lo más bonito que tengo sin tenerte siquiera. Mis pies caminan buscando acompasar tus pasos. Me gustaba jugar a pisar tu sombra y besarte en la nuca. Me gustaba cómo me mirabas antes, cómo tu ternura conquistaba mis días. Me gustaba tu forma de ser y que me contaras tus sueños. Me gustaban tus abrazos, tus caricias en mi espalda, cuando me pasabas la mano por la cara y sonreías. Y cómo coleccionaba tus suspiros. Me gustaba escuchar tu respiración por las noches. Acurrucarme en el fondo de aquel pasillo, ése que fue testigo del comienzo, que fue cómplice de sentimientos y besos. Reirnos de todo y llorar por el temor de salir a un universo que no comprendo. No sé, será que te extraño, que tengo magulladas en el cuerpo de tanto pensarte. Y llego a la conclusión de que me cuesta estar bien sin ti, me cuesta demasiado.

1 de abril de 2015

Abril

Abril nos recibe con desazón. Con nostalgia de futuros en los que saciar toda la sed que dejaste. Nos recibe paciente y ansioso. Enfadado y sonriente entre la multitud pasiva que nos rodea. Abril y sus flores recién cortadas. Sus calles bañadas de sol y brisa. Sus playas frecuentadas por aquéllos que dormitaban durante el frío invierno. Abril y su música aceleran los latidos de los niños presintiendo el verano. Los rayos de luz parecen brillar con más intensidad. Abril y las miradas dulces y tiernas entre jóvenes y viejos. Abril y el campo que florece sin permiso. Y llegó la primavera a todas partes menos a mi interior. Llegó, pero vino sin ti, y yo, me quedé en la orilla esperando el próximo barco. Llegó, y al venir sola, no la escuché llegar. Llegó abrazada a una soledad que grita, que ahoga, que turba. Atrás queda ya la manta en el sofá y las películas de miedo. Nuestros momentos jugando entre risas y humo. Los sabores calientes del primer café del día. A lo lejos se difuminan historias de ida y vuelta. Cada uno en su lugar, cada uno en su espacio, en su tiempo, en su costumbre. Atrás quedan las caricias que marzo tiñe de gris. Abril y el aroma a tierra humedecida. Abril y las caras nuevas que despiertan atardeceres dormidos. Abril y la lluvia casual. Llegó la temida enemiga primavera, que viste de cenizas el cenicero y altera el pulso de los enamorados. Y atrás quedan los besos que no te di, las películas que no vimos, los momentos que no compartimos, las sonrisas que no te dediqué. Me olvidé de renacer en ti de madrugada, de observarte dormida más veces de las que recuerdo. Atrás quedaste tú, y tan delante te sigo viendo... No es que haya perdido el olor de tu ropa, el vaivén de tu pelo y el sabor que dejaste en mi piel. Es solo que no me logro recordar qué me decían tus ojos. Tal vez si fuese más valiente gritaría que no quiero dejar de sentir escalofríos al verte. Tal vez diría que tus manos y las mías siguen echándose de menos, te diría que mis dedos siguen escribiendo por y para ti. Que mi mente ha dibujado tu rostro en mis días y no consigo respirar si no te acercas, aunque sea fantasía. Tal vez me gustaría contarte que este paisaje no es lo mismo sin ti. Que no importa si es aquí, o en Venecia, o en París, nada sería lo mismo sin sentirte a mi lado. Y ahora tengo que echarle valor, que limarme las uñas y salir a enfrentarme a este mundo que no entiendo. Pensando en ti sin saberte conmigo. Quizás algún día comprendas que no me gusta la vida sin ti, porque contigo duele menos la rutina. Quizás el verano no me ahogue si vuelvo a verte. Y el mes de abril vuelva a oler a tu perfume. Y vuelva a creer que todo es posible. Que el momento es ahora.

25 de marzo de 2015

Ella

Ella se levanta temprano, prepara a sus niños y parte rumbo a lo conocido, o a lo desconocido. Nunca se sabe del todo. Se relaja veinte minutos antes de despertar, después el despertador se apaga y sus ojos se encienden. Mira a sus hijos y se siente satisfecha. No es para menos, no podía tener una familia mejor. Escucharla hablar de ellos mientras se le ilumina la sonrisa es un verdadero placer. Mira al frente, camina con la cabeza alta sabiéndose una persona valiente. Tiene miedo, como cualquiera, pero se lo traga y no se achanta. Si la necesitas, ella aparece vestida con su mejor semblante, y te regala momentos que no se olvidan fácilmente. Se dedica a hacer feliz a los suyos, y también a sí misma. Creo que no había conocido antes a alguien que se implique tanto en todo, en absolutamente todo. Ella sabe muy bien cómo crear melodías perfectas en bailes de tristeza, sabe canalizar y calmar la rabia que cualquiera tendría cuando la desdicha abruma. Ella cree y confía en el ser humano, en unos más que en otros. Es especial, su materia no es la del resto, por eso siempre cuenta con personas diferentes. Su sensibilidad va de la mano de su perseverancia. Y si la conoces, la tienes que querer, la tienes que admirar. Cuando te mira a los ojos no puedes sentirte sola, sus pupilas gozan de la mejor de las medicinas. Se ríe de absolutamente todo, no porque no lo tome en serio, aunque a veces también, sino porque sabe sacar lo mejor de lo peor que te regala la cotidianidad. Si hubiese más personas como ella, el mundo sería un lugar maravilloso, pero con ella cerca, ya puedes sentirte satisfecho de haber encontrado alguien íntegro. Cada mañana, cuando me despierto, doy gracias al destino por cruzarla en mi camino. Gracias, por ser y estar cada minuto, por haber conseguido todo por tí misma y no flaquear. Eres un tesoro que conservar en el mejor lugar del corazón.

9 de marzo de 2015

Ojalá

Hace tiempo que me planteo lo que escribir aquí. Que no consigo escribir un párrafo sin nombrarte. Que en cada frase termino sintiéndote. Supongo que es porque conforme pasan los días todo crece, mis ganas, mi fuerza. Supongo que mirarte mientras duermes me hace ser alguien mejor. Me da la calma y la paz que siempre estuve buscando. Supongo, quizás, que me pasa lo contrario que suele suceder. Que mientras más te miro más te quiero, que cada pequeño detalle que voy descubriendo es mejor que el anterior. Eres tan distinta a la gente que he conocido. Eres tan noble, eres tan intensa. Eres el soplo de aire que todos necesitamos en algún momento. Y trato de controlarme, lo prometo, pero me resulta tan difícil frenar. Ahora he descubierto que la vida a tu lado es un regalo, es lo sencillo, es lo cotidiano, es lo que buscaba, es lo que quiero. Y eso da miedo, mucho. No es que no pueda estar sin ti, podría, pero para qué intentarlo si contigo me siento orgullosa de mí misma como nunca antes lo había estado. Para qué imaginarme sin ti si es a tu lado donde quiero encontrarme y perderme. A veces no soporto la idea de quererte. A veces lo pienso y me cuesta creerlo. Podría ser todo un simple sueño de esos que duran y parecen tan reales que hasta puedes tocarlos. A veces dudo y al probar a tocarte me veo. Y te veo. Y la música suena y sonrío. Y bailo. Y canto. Y río. Y mi esencia surge. Y es tan gratificante sentir que por una vez estás haciendo algo que vale la pena. Resulta tan bonito ese día a día que a priori puede ser trivial pero siempre es diferente. Y aunque las cosas no siempre sean sencillas, aunque de cuando en cuando me atormente la idea de que un día cualquiera te de por marcharte y dejarme sola en esta batalla que es la vida, sigo estando ahí. Observando como creces, como crezco, como el tiempo va haciendo de ti esa persona que siempre quisiste ser, como de pronto y sin quererlo, me he convertido en alguien que me gusta. Y créeme si te digo que a cada minuto trato de ser digna de ti, trato de cuidarte, de cuidarme, de aprender de ti, porque me vas enseñando a quererte y cada vez lo hago más, espero algún día llegar a hacerlo bien, como te mereces. Supongo que escribirte cartas todos los días, aunque nunca lo leas me hace sentirme menos culpable. Que pedirte perdón por esas manías mías que hacen complicado lo fácil no me cuesta si me perdonas y me abrazas. Los días seguirán pasando, el calendario no frena, y yo mientras tanto pensaré en la mejor manera de hacer que sonrías, en encontrar por fin todas las respuestas a tus preguntas. Te doy mi palabra de que habrá momentos duros, pero que si estás cerca puedo ver el cielo abierto, y sentirlo mío, y recuperar todas las fuerzas de que dispongo para ganar, para ganarte. Ojalá pudiera agradecerte tantas cosas, ojalá pudiera decirte tanto de lo que llevo en mí sin miedo a que salgas huyendo. Ojalá el futuro nos encuentre juntas. Y podamos volar y verlo todo de otro color.