12 de mayo de 2015

Noche en vela

No consigo dormir. Dicen que cuando tienes que, cuando tienes el corazón roto, solamente el llanto puede curar las heridas. El problema es que no puedo pensar en ella sin sentirme mal, sin llorar, sin sentir una rabia tremenda al sentirme tan engañada. Cuando comprendes que fuiste una más entre la multitud, que pasaste desapercibida por su vida y ni siquiera fuiste capaz de dejar huella. Aunque lo haya dado todo, aunque le entregara mi corazón en bandeja... pero cuando no te quieren has de aceptarlo. Acepto pues que nunca me has querido, que todo fue una mentira con no sé exactamente que fin, pero mentira al fin y al cabo. Me siento traicionada, me siento una auténtica gilipollas que simplemente pasó una vez por tu casa y se quedó unos días, una temporada en la que creí ser feliz, en la que viví engañada mientras fingias quererme. No pasa nada, olvidaré los momentos que compartimos, y me quedaré vegetando en un sofá hasta que todo termine. Ya no me quedan razones por las que seguir luchando, estoy cansada, y triste, y decepcionada. Supongo que soy dura, tal vez sea la falta de sueño, o el sentirme como una mierda sabiendo que tú, mientras tanto, ya te has olvidado de lo vivido, has pasado página dos o tres veces, y yo aquí, escribiendo cartas que nunca enviaré porque ni siquiera quiero que te sientas mal, o triste. Pero tenía que soltarlo, que plasmarlo, que quitármelo de dentro y llorarte. Y lo peor, es que te he echado de menos cada día, y ahora solo queda un abismo que alcanzar, que estoy alcanzando poco a poco.