11 de febrero de 2014
No eres como el resto
A menudo nos gusta tener un pequeño lugar en el que poder estar. Ese hueco en el que anidar. Acurrucarnos y cerrar los ojos un breve segundo para frenar ese vendaval interno que nos agota. Y es que a veces, solo a veces, tenemos justo enfrente cosas que no sabemos valorar. Hasta que un día nuestra mente decide darnos una tregua, dejar de pensar y lanzarse a una piscina, ya sea con agua o sin ella, ¿qué más da? Mañana no sé qué pasará, tal vez la clave de la felicidad sea esa, disfrutar de los pequeños detalles que nos regala el hoy, sin camuflarlos con la incertidumbre del porvenir.
Tumbada en mi cama he comprendido que entre mi pecho y mi brazo existe un hueco donde acoplaría tu silueta a la perfección. Porque cada vez lo paso mejor contigo y peor sin ti. Y resulta paradójico. Y puede que de vértigo en algunos momento, sí. Tal vez. Pero no importa.
Me gustaría que comprendieses que no eres como el resto. Estás construida con una materia diferente. Posiblemente suene como un mero recurso poético de esos que utilizan los escritores frustrados, pero no es así. Eres de esas personas que destacan entre la multitud. De esas que te giras para mirarlas de nuevo, por su belleza, por su manera de caminar mirando hacia el suelo cuando debería observarse en cada escaparate, por su sonrisa siempre triste aunque tan bonita que enamora hasta a los niños, y esos locos bajitos no mienten nunca. Eres tierna, sensible, cariñosa. A veces dudo y pruebo a tocarte delicadamente pues resultas frágil como una pequeña figura nacarada. Estar a tu lado es como un juego infantil, es una aventura diaria, una subida en una montaña rusa, un paso en falso pero seguro, y me gusta. Aprovechas y exprimes cada instante. Consigues secuestrar sonrisas furtivas en momentos críticos. Lloras y ríes, y es tan bello observarte y despertarte con esa cara somnolienta derrochando dulzura, sin un ápice de maldad. Tu inocencia te hace libre, tus gestos te hacen noble, tu presencia hace feliz al resto. Ojalá algún día comprendas que sí, que no eres como el resto, te construyeron con la materia de las estrellas. Por eso brillas con tanta luz.
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