2 de marzo de 2014
La música y tú
Desde siempre solía escuchar Manolo García cuando me sentía triste. Sus canciones tienen algo especial que logra calmarme. Es una sensación curiosa. Ponía el disco con el volumen al seis y cerraba los ojos. A media luz. Tarareaba las letras. Las iba haciendo mías. Y poco a poco todo se serenaba a mi alrededor. Resultaba mágico. Es lo bello de la música, que a veces saca lo mejor de nosotros mismos. Me pregunto qué sería de mi vida si no existiesen tantas canciones que la definen. Porque cada instante está marcado por un autor, una letra, una melodía. Porque los acordes de una guitarra me estremecen y me erizan la piel.
Ahora, mientras su voz se instala en mis tímpanos tu imagen sobrevuela mi cabeza. Nuestros momentos, que son de las dos, todo lo que somos juntas. Tu piel crea adicción. Entre tu pelo encontré refugio una tarde y ahora es el lugar donde anido libre. Mi reflejo en tus ojos, tu reflejo en los míos. Buscarte y encontrarte. Tú y yo. Y el mundo como una acuarela. Un simple lienzo. Un decorado que nos resguarde. El paisaje que observar mientras nos abrazamos ajenas a todo. Que no exista más melodía que el latir acompasado de nuestros corazones. El chasquido de la leña ardiendo en la chimenea. Los besos intermitentes que nos damos sin descanso. Entrelazar nuestras manos y arroparnos en el sofá. Este sofá que ya es parte de esta historia. Atardece en Barcelona, la noche inunda la ciudad. A veces me confundo. Y entonces comprendo que sí, que te quiero tal como eres, así, con ese conjunto de pequeños detalles que te hacen ser única. Me gustas así, qué paradójico. Despertarte y mirarte medio dormida, sin dobleces. Sonreirte. Y pienso que no es necesario poner nombres. Clasificar esto de ninguna forma. Sencillamente quiero sentirlo, disfrutarlo. Disfrutarte. Y de alguna manera tratar que tú seas feliz, aunque sólo sea la mitad de lo que yo soy contigo. Quisiera decirte que aunque existan complicaciones te quiero, y tal vez no me creas, pero inventaré la manera de que todo salga bien, ya estás en mi vida, no quiero que te marches de ella. Quiero seguir encontrándome en tus brazos. Quiero tus huellas en mi piel. Quiero tus besos. Te quiero.
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